El camino hacia el sacerdocio es una verdadera aventura de gracia: un viaje donde el corazón aprende a escuchar, a servir y a amar como Cristo, el Buen Pastor.
En nuestro seminario, cada etapa de formación tiene su propio ritmo y belleza, ayudando a cada joven a crecer en libertad, madurez y entrega gozosa.
1. Etapa Propedéutica
Es el primer año, un tiempo para clarificar y afianzar la vocación sacerdotal.
Es un año de oración, convivencia y comunidad, donde cada seminarista aprende a dejar atrás ideas propias sobre la vocación y abrir su corazón a la voz de Dios.
Se centra en crear una vida de oración y fraternidad que sostendrá todo el camino formativo. El año se vive en Alcalá de Henares, junto con seminaristas de Madrid y Alcalá, reforzando el discernimiento y la fraternidad.
En esta etapa contamos con Nico y Alejandro, dando sus primeros pasos en la fe y en la formación.


2. Etapa Discipular
Normalmente dura dos años y tiene como objetivo verificar y fortalecer la opción vocacional a través del discipulado.
Aquí el seminarista vive la vida interior desde el seguimiento de Jesús, crece en virtudes, se dedica al estudio de la Filosofía y participa activamente en actividades socio-caritativas.
En esta etapa tenemos a Álvaro y Carlos, profundizando en la vida espiritual y pastoral.

3. Etapa Configuradora
Normalmente dura tres años y se dedica a la asimilación e identificación con el ser y el ministerio del presbítero diocesano.
El seminarista se configura con Cristo, el Buen Pastor, integrando todos los aspectos de su personalidad en la opción por el presbiterado.
Profundiza en la oración, el trato con Dios, el estudio de la Teología y los fines de semana se entrega a la pastoral en la parroquia donde sea asignado.
En esta etapa contamos con Andrés, en tercer curso de seminario:

Diego, Xavi, en cuarto curso

Y Andoni y Miguel, en sexto curso, creciendo en experiencia y entrega pastoral.

4. Etapa Pastoral
Es el año de inserción pastoral y de preparación definitiva para el presbiterado.
Es la síntesis del camino formativo, donde normalmente se reciben las órdenes del diaconado y, al final, el sacerdocio.
Se trata de vivir la entrega total de la vida y del servicio a todos, consolidando todo lo aprendido en las etapas anteriores.
Aquí tenemos a David, Ion y Manu, viviendo la misión de servir con corazón de pastor.
